La conquista de las Baleares

50491630

 

La conquista de Mallorca
Con la conquista catalano-aragonesa de las Islas Baleares, se inicia una estapa histórica nueva, cuya primera parte corresponde al reinado de Jaime I y la Corona de Mallorca, se trata del periodo que transcurre entre 1229 y 1343.
Esta etapa, se inscribe inicialmente dentro del proceso de conquista y colonización feudal de al-Andalus protagonizado por las monarquias cristianas del mundo ibérico, denominado «reconquista»por una gran parte de la historiografía.
Desde el siglo XII, los reyes de Aragón y los condes de Barcelona venían tras la empresa de conquistar las Baleares, conquista que no se materializaría hasta el siglo XIII.
La derrota almohade en las Navas de Tolosa en 1212, facilitó que el rey de Aragón, Jaime I pudiese materializar el proyecto de sus antepasados. El pretexto fueron los catos de piratería cometidos contra las naves catalanas por parte de los andalusies de Mallorca, sin embargo, no podemos olvidar que si bien la conquista también favorecía los intereses de los mercaderes catalanes y occitanos, esta conquista y el consiguiente reparto del territorio conquistado fueron planificados de acuerdo con los intereses de los grandes señores feudales catalanes, sobre los que se situaba el rey como Conde de Barcelona.
De acuerdo con los pactos suscritos, tranto el botín  como las tierras debían de ser repartidos atendiendo a los medios materiales y humanos aportados por cada señor a la conquista, condiciones que se hicieron extensivas a otros señores feudales de Cataluña y al resto de súbditos de la Corona de Aragón, lo que propició una importante aportación aragonesa.
Posteriormente, y probablemente con el fin de garantizar el éxito de la empresa, se permitió la participaciónde otros cristianos latinos, de forma que, con las mismas condiciones, se sumaron diferentes municipalidades occitanas.
El 5 de septiembre de 1229, la expedición zarpó hacia Mallorca, desembarcando, tras unos cambios en la ruta prevista,  el dia 10 de Septiembre, en Santa Ponsa, donde, a pesar de la fuerte resistencia, el ejército feudal pudo desembarcar y dirigirse hacia Medina Mayurqa donde procedieron a su asedio y a continuos intentos de derruir los muros de la ciudad, defendida con fuerza y tesón por los andalusies.
El 31 de Diciembre de 1229, los cristianos consiguieron penetrar en la ciudad a través de la puerta de Bab al-Qufur (hoy Santa Margarita),causando una verdadera matanza en la ciudad.
Poco después, en Marzo de 1230, las tropas cristianas sometieron a los resistentes que permanecían en las montañas de Artá, al norte de la isla. Sin embargo, el grueso de la resistencia estaba situado en la sierra de Tramuntana donde, desde sus escarpadas cimas de difícil acceso, podían resistir a los ataques cristianos sin demasiados problemas.
No fue hasta el año siguiente cuando una pequeña parte de los resistentes, a sabiendas de que no podrían recibir ayuda desde el norte de Africa, se rindieron acogiéndose a un pacto que el rey les ofreció durante su segunda estancia en la Isla, viaje éste que fue provocado por una hipotética invasión de Mallorca por el rey de Tunez que nunca tuvo lugar.
La gran mayoría de andalusies prefirieron seguir resistiendo, no obstante la falta de víveres les obligó a rendirse durente el verano de 1232.
Con la consolidación del poder cristiano, el reparto y la colonización que siguió a la campaña, desapareció la sociedad de Mayurqa y surgió la nueva sociedad cristiana del Reino de Mallorca.
EL REPARTIMENT

 

Tal y como se había acordado, la Isla debía de ser repartida de acuerdo a los medios aportados por cada uno de los señores que habían participado en la conquista, de esa manera, el monarca pasaba a ostentar la soberanía política y el señorío de todo el reino.
La base para el reparto fueron los antiguos distritos andalusies: Mallorca se dividió en dos partes de similares dimensiones, la primera registrada en el Llibre del Repartiment fue para el rey; la segunda comp`rendía las cuatro partes que correspondieron a los grandes señores feudales de Cataluña (el obispo de Barcelona, el vizconde de Bearn, el Conde de Ampurias y el conde del Rossellón).
Cada una de las partes, incluida la del rey, integraban territorios de las  montañas, el llano y la Ciudad y comprendían, asimismo, las adjudicadas a otros señores feudales, los porcioneros, a las instituciones eclesiásticas, a las órdenes militares y a diferentes particulares.
Los propietarios de esos territorios tenían derecho a recibir rentas y derechos señoriales sobre sus dominios, a la vez que a ejercer baja justicia civil y criminal (lo que suponía que no podían juzgar delitos que supusiesen penas corporales).
El rey, como señor feudal y del dominio directo de su porción, tenía tambien derecho a percibir las correspondientes rentas señoriales, a la vez que retenía para sí la totalidad de la jurisdicción civil y criminal.
El monarca, cedió una pequeña parte de sus territorios a diferentes personas y otra , sensiblemente mas importante a colectivos urbanos y órdenes militares, estas últimas se cedieron libres de cargas salvo el deber del diezmo y el reconocimiento de la soberanía del monarca.
A su vez, los recipiendarios de esas tierras, cedieron parte de ellas ,con los mismos derechos y obligaciones, a sus súbditos, incluyendo claúsulas de vasallaje.
Una vez finalizado el reparto, el rey, los señores feudales y los poseedores de tierras en régimen de mayoralía, las distribuyeron entre los nuevos pobladores que se iban asentando en la isla, a cambio de pagos por uso y disfrute.
LA CONQUISTA DE IBIZA Y FORMENTERA

 

A pesar de que la conquista de las Pitiusas estaba proyectada desde 1231, el proyecto definitivo no se concretó hasta tres años después, cuando Jaime I autorizá a Guillermo de Montgri, sacristán de Gerona y arzobispo electo de Tarragona, a conquistar Ibiza y Formentera, donde el rey se reservaba para sí el dominio feudal y Guillermo de Montgri se convertía en señor de las dos islas, dejando participar también a Pedro de Portugal y Nuño Sanz.
Las condiciones se plasmaron en un documento por el cual los conquistadores deberían de fundar la Iglesia de Ibiza y repartirse el territorio de acuerdo a las fuerzas aportadas.
El desembarco cristiano se llevó a cabo sin grandes complicaciones, procediendose al asedio de la ciudad de Ibiza, donde se encontraron con una encarnizada resistencia, según las fuentes árabes y de facil conquista según las cristianas, en cualquier caso, la cpitulación de la ciudad se alcanzó el 8 de agosto de 1235.
Al igual que en Mallorca, el reparto de la isla entre los magnates se recogió en un documento (el Memoriae divisionis) y se llevó a término de acuerdo a las condiciones pactadas antes de la conquista, por las que los conquistadores crearon y dotaron de bienes a la nueva iglesia parroquial y dividieron la ciudad y el castillo en tres partes, el resto de la isla se dividió, a su vez, en otras cuatro partes que trocearon la isla sin tener en cuenta las particiones andalusies.
Como se ha indicado, la parte que cada señor recibía iba en consonancia con las fuerzas que había aportado a la conquista, de esa manera, Guillermo de Montgri recibió dos «cuartons» (el de Balansat y el de Ses Salines), uno lo recibió Nuño Sanz (Portmany) y otro Pedro de Portugal (Sta. Eulalia).
Al igual que en Ibiza, Formentera se dividió en cuatro partes, dos para Guillermo de Montgri (La Mola y el Carnatge), una para Pedro de Portugal (El Cap de Barbería) y otra para Nuño Sanz (Porto Saler).
No duró mucho este reparto, debido fundamentalmente a la muerte de Nuño Sanz y Pedro de Portugal, donde sus bienes revirtieron al rey quien se los vendió a Guillermo de Montgri.
A la muerte de Guillermo de Mongri y de acuerdo a su testamento, sus partes fueron heredadas por el arzobispo de Tarragona.